28 abril 2007

SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS

Han desaparecido las aceras mojadas
que reflejaban fuegos de luces de bohemia,
y aquel café escondido donde el humo cruzaba
caricias espirales entre besos de niebla

Mi alba y tu crepúsculo, otoño y primavera,
el olor del asfalto cuando llora el verano,
aquella buhardilla luminosa y discreta,
las flores en las tazas, los libros, aquel gato...

los lienzos, las canciones, nuestro sillón, las velas,
olor a trementina y notas de guitarra,
uvas con pan y queso y vasos de mistela,
paisajes de azoteas, tejados de pizarra

Ha desaparecido la orilla de aquel río,
las lilas que subían trepando la ventana,
las sábanas revueltas, el desayuno frío,
tu mano en mi cadera, mi cabeza en tu almohada

la tela del vestido azul, que se enredaba
del borde de tus dedos al buscar sus botones,
y la pipa de espuma y el pañuelo de gasa,
que siempre terminaban juntos, por los rincones

Se oscurecen las luces y se apaga el sonido,
se han cerrado las puertas del cielo de tu boca...
de cuando yo fui tuya y cuando fuiste mío,
siempre nos quedará París entre las hojas.

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