POEMA PARA UN ÁNGEL

Yo tengo
un ángel de mercurio y plata
con alas de plutonio radiactivo
que me sopla los rizos,
me vigila los pasos,
y me guarda

Su sombra azul pisa mi sombra negra,
toca mi mano con su mano blanca,
transparente y suave, sin dureza

Burlón, cambia de forma
oculto tras la luz de una pantalla
con telón de teatro
y no le ven mis ojos -casi ciegos-
pero sí mis sentidos, que perciben
como se agita todo cuando pasa,
provocador de equívocos,
jugando al escondite

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Ángel caído,
que vienes de vuelta
del país de los sueños incumplidos;
exiliado
de la que fue tu tierra prometida
que no será tu tierra
porque Dios te hizo trampa en la partida
a los dados

Déjame que le pinte una sonrisa
de esperanza a tu sombra en el espejo
del baño, en el aliento de la lluvia
una sonrisa que borre la mueca
del hastío de todas las traiciones
y los añicos del Edén perdido

Bebamos, pues, mi Barrabás,
la copa de los sabios,
y si las arcas del viejo Satanás están vacías,
las llenaremos a fuerza de brindar
mano con mano,
con almas de truhanes
que no teman arder de cabo a rabo.