Nacido en primavera
del vientre de un otoño
vio la luz
el árbol sin raíces.
Híbrido de semillas de lebeche y mistral,
flotaba entre otros árboles
como un vilano inquieto,
paria en todas las tierras,
advenedizo en todos los bosques,
las ramas chapoteando en los estanques,
la cabeza en las nubes, y las hojas
alfombrando la hierba de los prados al sol.
Errático y extraño continúa su ruta
y teje, con los juncos de la orilla del río
remedos de raíces,
en un intento vano de buscar el reposo
y hallar, por fin,
jardines donde anclar sus cicatrices
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