28 abril 2007

CHAPOTEANDO EN LOS CHARCOS

Ya sé que no debía comportarme
como una cabra loca, buen amigo.
Lo sé. Sé que no cuadra con mis años.
¿y qué? ¿Vas a decirme que estoy lista
para el cuarto acolchado y los barrotes?
¿Crees que a estas alturas aún consienta
ser más fuerte que yo a cualquier camisa?

Me da igual, ciertamente, tú lo sabes.
He perdido el decoro y la vergüenza
debajo de una piedra del camino.
Ahora, cuando me da, suelto la risa,
si tengo que llorar ya no me escondo,
si la luna me mira con su cara
empolvada de harina, trepo a lomos
del primer árbol, o bailo en la cornisa.

Y, por supuesto, ahí está la lluvia:
Ya. Ya sé que no cuadra, que no es propio.
Que a los cuarenta y mil me tocaría
ser algo más sensata, más "señora",
guardarme la locura para cuando
no me vean ni viejos ni aburridos
pero, siento decirlo, no me "pone"
la idea de dejar para mañana
-cuando esté el suelo seco y yo marchita-
chapotear, descalza, entre los charcos
y observar el reflejo de una niña.

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