Es un árbol un tanto peculiar. Lleno de cicatrices, de nidos de pájaros, de grietas con insectos, de agujeros donde tienen su madriguera ardillas y lirones; retorcido de vientos, con corazones grabados en la corteza y flechas que apuntan al cielo. Un árbol de poemas. Mis poemas.
28 abril 2007
DILUVIO
Llueve.
Las palabras gotean sobre el papel.
Lo tiñen con memoria de un desvaído azul.
Los verbos se derraman en regueros.
Pretéritos futuros imperfectos
Presentes innombrables.
Desde la gris pizarra caen copiosamente
hasta los dedos-pluma (escribanos cansados)
adverbios grises sobre grises páginas,
dibujando borrones cenicientos,
grafismos ilegibles.
Se desmorona
nuestra Biblia de ayer escrita en verso
por dos caligrafías yuxtapuestas.
Solo quedan incólumes las cubiertas de piel.
Debajo, nada.
El último diluvio
arrastra, envueltos por el fango,
cadáveres de amor -de nuestro amor de ayer-
amortajados en hojas de papel.
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