28 abril 2007

NO MÁS PRIMAVERAS

¿Primaveras? Ya no
quiero las primaveras.
No con sus flores
cargadas de promesas
efímeras;
no con su adolescente
carnalidad, tan frágil,
expuesta a las heridas
del diente y el cuchillo.
No.
No me des primaveras
de sangre hirviente,
desatada pasión
y locura caníbal.
No. Primaveras no.
Basta de torbellinos,
olas y cataratas,
basta de hielo y fuego
siameses, yuxtapuestos.
No quiero
más primaveras ciegas
del estallido de la luz.

Dame otoños
flotantes como plumas,
meciéndose en la calma
de su cielo sereno,
tibieza.
Dame
grano, espiga, racimo,
fruta madura y dulce
en mi boca, que besa
sin prisa.
Agua
fingiéndose dormida,
cubriendo los remansos con su piel,
inundándolos.
Otoños, sí
que bailen
en el lagar, descalzos,
sobre el fruto jugoso
de la tierra y las manos.

El mes que me haga suya
ha de llamarse Octubre
verde y oro, risueño,
para amarlo
entregada,
con la lenta demora
de quien no tiene prisa,
beso tras beso, mientras
paseo por su tiempo
encendiendo, una a una
todas las brasas, todas
las pasiones, todas
las hojas
rojas
que habrán de calentar
los futuros
inviernos.

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