28 abril 2007

LAURA MATER

Mece tu vientre, joven Laura, un sueño
diminuto, tejido entre dos sangres,
que crece lentamente como dueño
absoluto del cuerpo de su madre.

De burbujas de arrullos hoy tus labios
se llenarán, y verterá el mañana
su dulzura en el hueco de tus brazos
y en tu regazo dormirá una nana.

Canción de cuna, vals de mil minutos,
que hoy alborota el fondo de tu entraña
y, acompasados, dos pies diminutos
de la mañana hasta la noche bailan.

Su olor suave, tierno, indescifrable,
te inundará ya el alma de por vida,
un latido de amor interminable,
una vida a tu vida entretejida.

Y aunque en el mundo solamente hay cierto
que todo cambia y nada es permanente,
tienes ya algo que no mudará el tiempo:
Madre serás, mujer, eternamente.


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