Es un árbol un tanto peculiar. Lleno de cicatrices, de nidos de pájaros, de grietas con insectos, de agujeros donde tienen su madriguera ardillas y lirones; retorcido de vientos, con corazones grabados en la corteza y flechas que apuntan al cielo. Un árbol de poemas. Mis poemas.
28 abril 2007
MEMENTO EN MEMORIA DE FEDERICO
Víznar, ¡que triste destino!
Encadenado a la infamia
irá por siempre tu nombre
en la memoria enlutada.
Víznar. Transita la Muerte
tus callejas empedradas,
y sangran sus adoquines
por tus muertos sin mortajas,
anónimos y perdidos
en las tapias y las zanjas
Ya no cantan las alondras
de Madinat Al Zahara,
ya no murmuran las fuentes
de los patios de la Alhambra,
ni la biznaga perfuma
los jardines y las plazas,
ni el Guadalquivir se ríe,
ni el Darro se asoma y baila
zambras de pasión y fuego
alrededor de Granada,
porque en el camino viejo
que va de Víznar a Alfacar,
se colaron, venenosos,
los alacranes del alba
y aullaron sus desvaríos
perros de plomo y de rabia.
Los troncos de los olivos
lloran la sangre arrancada
junto a la fuente que vierte
lágrimas de estrellas blancas.
¡Ay, Aidanamar la Grande!
¡que amarga brota tu agua
de ver a tus hijos yertos
sembrados de rosas pardas!
Federico, luz ausente,
entre olivos, sombra y jara,
oigo tu voz esas noches
prendidas de lunas largas...
Tu voz, que pervive en otros,
limpia, fresca, fuerte y clara
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