28 abril 2007

DEBAJO DE LA PIEL

Que no se engañe nadie, la que habla
tiene manchada el alma, como todos;
es hija de Caín, como su raza
nacida de la tierra: Barro, lodo.

Mas también en el alma llevo impresa
la luz de las estrellas encendidas
en galaxias lejanas, los cometas...
Eternidad helicoidal: la Vida.

Camino tras un sueño y ambiciono
ser mejor, alcanzar sabiduría,
pero tropiezo, caigo, me equivoco,
avanzo y retrocedo cada día,

peco de vanidad y de modestia,
acaricio, golpeo, lloro, río,
de la locura voy a la paciencia,
me asusto, y de repente desafío,

traiciono, me traicionan, amo, lucho,
alzo los ojos, daño mis rodillas,
destrozo amor, padezco, bajo, subo,
consuelo, hiero, tengo pesadillas,

dudo, sé, sin zapatos me encaramo
por el tronco del Árbol de la Vida,
intentando alcanzar con estas manos
el fruto de la gnosis prohibida

Así, como otros mil en el empeño
transcurro por los años, arrastrando
el alma desgarrada hacia los sueños,
el cuerpo dolorido hacia el descanso.

Y al cabo, deshacerme, revertida
en lo que fui: carbón, agua y arena,
despojados del alma peregrina,
polvo estelar de vuelta a las estrellas.


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