Puta -le dijo
con la boca llena
del amargo rencor del impotente.
Dejó caer la palabra
como una piedra,
para lapidarla;
como una losa,
como un epitafio
para el amor,
cadáver hediondo
corrompiendo sus días y sus noches.
Puta -le dijo
y ella le dió la espalda
y se marchó
perdiéndose en la niebla.
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