29 abril 2007

¡AY, GABRIEL!

Cuanta imprudencia, Gabriel,
rondar dunas de arena
sin mirar donde pones los zapatos
contemplando
lunas trasnochadoras
estrellas que te guiñan
cometas errantes
con esos ojos tuyos
vendados de utopía

mírate, soñador,
ruedas ladera abajo sin remedio
dando tumbos, desnortado,
te deslizas
abrazándote al aire
por el embudo-trampa
de la hormiga león

de cabeza
hacia mis mandíbulas

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