Ishida-san ha visto todo el mundo
en los breves segundos que acapara
el dolor y las lágrimas, la ausencia,
la soledad, la crueldad del aire
que azota frío sus párpados cerrados
Ishida-san maneja la katana
abanicando el aire que se corta
con esa ligereza de los jóvenes
sabios que aun no aprendieron la ignorancia
Ishida-san, los viejos no leemos
las historias de tinta sobre blanco
papel de arroz, leemos cicatrices
escritas en la piel que nos abriga
Ishida-san, ¡hay tanto que la vida
puede enseñarte aún a que no sepas!
Abre los ojos, no olvides la infancia,
la juventud, el verde de las hojas
El futuro es un juego de tahúres
apostarás tu vida en el tapete
y perderás al cabo todo el monte
Y sin embargo, Ishida-san, apuesta
Solo somos aquello que vivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario